La llegada del verano y, por tanto, del calor, supone que haya que tener precaución con el tema de la hidratación en niños pequeños. Todo el mundo necesita agua, especialmente durante las épocas de mayor temperatura, pero los niños son un colectivo especialmente vulnerable porque muchas veces no tienen capacidad para expresar que tienen sed y porque son más sensibles a los golpes de calor. Además, los pequeños son más propensos a sufrir enfermedades gastrointestinales que implican vómitos y diarrea.
Cómo hidratar a los niños
Los niños menores de 6 meses no necesitan agua porque reciben la hidratación suficiente gracias a la leche materna. A partir de los 6 meses, época en la que empiezan con la alimentación complementaria, se puede empezar a darles pequeños sorbos en días de máximo calor pero sin excederse porque al seguir tomando leche también se están hidratando.
A partir del año de edad habrá que extremar la vigilancia y habituar a los pequeños a que beban agua de manera más o menos habitual aunque no tengan sed. Los niños de esta edad deberían tomarse unos 6 vasos de agua al día, y a partir de los 8 años deberían aumentar a 8 vasos diarios.
A los niños muy pequeños que aún no tienen la suficiente capacidad para expresar sus necesidades, hay que ofrecerles pequeños sorbos cada periodo corto de tiempo, especialmente en los días más calurosos. En las comidas también deben tener su vaso de agua preparado, así como después de jugar. En alguna ocasión se pueden ofrecer zumos pero el agua siempre debe ser la bebida principal. Las frutas de verano, como la sandía y el melón, y las verduras, también tienen un alto contenido en líquido así que durante los meses de más calor deben ser parte fundamental de la dieta.
Aparte de la hidratación, hay que poner en práctica otra serie de pautas para evitar que los menores sufran golpes de calor: no hay que bajar a la calle en las horas de máximo sol, es decir, entre las 12 y las 16 horas; siempre deben de llevar un gorrito para cubrir la cabeza; la ropa debe ser ligera y de tejidos naturales porque traspira mejor; es necesario mantener su piel hidratada; no ofrecerles líquidos muy fríos; ponerles crema solar a los mayores de 1 año (los menores de esta edad no deben estar nada al sol); no se recomienda la exposición directa al sol a los menores de 4 años; en caso de sospecha de deshidratación habrá que acudir al pediatra de manera inmediata.
Algunos signos de deshidratación
Los primeros signos de deshidratación que pueden observarse son que el pequeño lleve horas sin orinar y padezca estreñimiento, presenta ojos hundidos, la piel está muy seca y caliente, las fontanelas de la cabeza parecen hundidas, está menos activo de lo normal, llora sin lágrimas y se muestra irritable.